Biblioteca de la Casa del Corregidor. Puno, Perú
Código de registro: 004137
Ficha:
LEFEBVRE, Christiane. Textiles aymaras del altiplano peruano. Cambios y continuidad desde el siglo XVI. Nov. 2009.
Cap. 3: http://www.casadelcorregidor.pe/colaboraciones/Lefebvre_3.php
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3. Forma y función de los textiles

3.1 Época colonial
El Vocabulario de la Lengua Aymara del padre Ludovico Bertonio define el vestido de varón y de mujer de esa época en los términos siguientes:
Vestido de varón: camiseta manta y sombrero
Ccahua: camiseta de indio [...]
Llacota: manta de indio
Sombrero: tanca
Vestido de mujer: saya manto y panta
Isallo: manto de las indias
Saya de india: urco

Esa información coincide con la ropa de tasa definida por Garci Diez de San Miguel (1533, 1559, 1579). Las descripciones del tributo, además de definir las prendas de vestir, nos indican las dimensiones de cada prenda:
[...] Item daréis en cada un año un mil vestidos de lana los quinientos de cumbi y los otros quinientos de auasca la mitad de hombre y la otra mitad de mujer que se entiende un vestido manta y camiseta y anaco y liquilla la manta del indio y anaco de la india de cumbi de dos varas y cuarta en largo y dos varas en ancho y la camiseta de vara y ochava en largo y en ancho del ruedo dos varas menos ochava y la liquilla de vara y tercia en largo y en el ancho de una vara y la manta del indio y anaco de la india de auasca de dos varas en ancho y vara y tres cuartas en largo y la liquilla de una vara y media en largo y otro tanto en ancho y la camiseta del mismo tamaño que lo de cumbi puestos en asiento de Potosí provincia de Los Charcas cada seis meses la mitad44.

VESTIDO DE VARÓN
Según ese documento, la camiseta de cumbi y la de auasca tenían las mismas dimensiones; la diferencia residió en la calidad de la tela y la riqueza de las labores. El tejido cumbi era un textil muy fino mientras que el tejido auasca correspondía a una prenda diaria. Considerando que la vara media 0,835 metros como ahora, las camisetas hubieran medido 0,94 de largo x 0,78 de ancho.

El padre Cobo, hablando de la ropa de la gente común del Cuzco, describió la manera de hacer los vestidos que podría muy bien aplicarse a la hechura de la camiseta de los Lupaca:
[...] sobre las guaras visten una ropilla sin mangas ni collar, que ellos llaman uncu, y nosotros camiseta, por tener hechura de nuestras camisetas; y cada una es tejida de por si, que no usan hacer piezas largas como nosotros y de allí ir cortando de vestir [...] En el mismo telar le dejan abierto el cuello, para que no haya cosa que cortar; y sacada de allí, no tienen mas artificio que doblarla y coser los lado con el mismo hilo de que se tejió, como quien cose un costal dejando en la parte alta de cada lado por coser lo que basta para sacar por allí los brazos. Llégales comúnmente a la rodilla y de ahí arriba tres o cuatro dedos, poco más o menos45.

La manta de cumbi era más larga que la de auasca, midiendo 1,88 de largo x 1,67 de ancho, mientras la manta de uso común media 1,46 de largo x 1,67 de ancho.

Guaman Poma de Ayala ilustra varias maneras de llevar la manta: puesta sobre el brazo, luciendo más la camiseta; puesta sobre la espalda con una parte doblada para que no arrastre el suelo; o simplemente puesta encima de la espalda. Bertonio a su turno, proporciona las palabras siguientes acerca de la manera de llevar la manta que llama también llacota:
Sara coysutha: es cuando uno anda con su llacota bien puesta, como hombre grande.
Haccorantasitha: ceñirse la manta que tome el un ombro, y por debaxo del braço contrario como suelen andando camino.

Fig. 24
Fig. 24 – Vestido del hombre del Collao (camiseta, manta y sombrero) en la época colonial.
  Fig. 25
Fig. 25 – El hombre a la derecha del personaje central tiene una llacota con una parte doblada.
  Fig. 26
Fig. 26 – El personaje a la izquierda está cubierto con su llacota.
Ilustraciones de Guaman Poma de Ayala.

En el tiempo de los Incas, se reconocía los grupos étnicos y a las provincias según el tocado de la gente. Cieza de León habla del sombrero de la época diciendo: "los collas tenían unos bonetes como hechura de morteros hechos de lana"46. El término chhokhcho, mencionado por Bertonio, indica que los indios solían poner puntas de oro, o de plata en sus sobreros47.

VESTIDO DE MUJER
El anaco, o saya, tiene las mismas dimensiones que la manta de indio, el de cumbi, midiendo 42 cm. de largo más que el de auasca. No hemos encontrado en Bertonio la descripción de ese vestido salvo el término "pheque: la abertura del axso de la mujer donde saca los braços" (la abertura de la camiseta se llama "locusu"). La descripción que hace el Padre Cobo del anaco de la mujer quechua puede ayudar a entender cómo era hecho ese vestido:
[...] el vestido de las mujeres, que les sirve, de saya y manto, son dos mantas: la una se ponen como sotana sin mangas, tan ancha de arriba como de abajo, y les cubre desde el cuello hasta los pies; no le hacen cuello por donde sacar la cabeza, y el modo como se la ponen, es que se la revuelven al cuerpo por debajo de los brazos, tirando de los cantos por encima de los hombros, los vienen juntar y prender con sus alfileres. Desde la cintura para abajo se atan y aprietan el vientre con muchas vueltas que se dan con una faja ancha, gruesa y galana, llamada chumpi. Esta saya o sotana se llama anacu; déjales los brazos de fuera y desnudos, y queda abierta por un lado; y así, aunque dobla un poco un canto sobre otro, cuando andan se desvían y abren los orillos desde el chumpi o fajadura para abajo, descubriendo parte de la pierna o muslo. Por lo cual, agora que por ser cristianos profesan más honestidad, acostumbran coser y cerrar el lado, para evitar aquella inmodestia48.

El manto de cumbi medía 1,11 m de largo x 0,835 m de ancho y era más pequeño que el de auasca que medía 1,25 x 1,25. La ornamentación de la mujer residía en las labores de la faja o huaka y en sus topos o alfileres que eran de oro, plata o cobre según la posición social y la riqueza de la dueña. No hay descripción de la faja en las crónicas, solamente la representación por Diego de Ocoña y el término mencionado por Bertonio: "huaka hiscu ttisnu, la correa que servia para atar la faja".

Según Bertonio, el capirote o phantta era diferente de provincia a provincia. La phantta llinta era la parte del capirote que levantaban o redoblaban hacia arriba los Lupaca y que no usaban las Collas. El capirote tenía también sus adornos llamados phicchi o topos chiquitos.


Fig. 27 Mujeres preparando chicha, cerámica de la época incaica encontrada en la zona de Chucuito.  Se puede notar el vestido y el capirote de las mujeres. © Colección privada.


Fig. 28 – Tercera señora Colla; ilustración de  Guaman Poma de Ayala.
 
Fig. 29 – India Colla según Ocoña (1601). Tomado de Mary Money, op. cit.

TEXTILES PARA LLEVAR
Aparte de referencias a vestidos, se encuentra en el Vocabulario de la lengua aymara terminología relacionada con la función de guardar o llevar:
Haullquepa: bolsa de indios
Histalla: bolsa de indias
Huncuña: mantellina de las indias o tocado - se define también como un paño donde llevan algo
Sonco: bolsilla donde echan la yerba con que comen la coca

USOS ESPECIALES
Los textiles siempre han jugado un papel mucho más importante que el simple vestir o cargar. En el Vocabulario de la lengua Aymara podemos encontrar términos que indican varias calidades de ropa: ropa mala, ropa cualquiera, ropa fina. Otros términos como ropa de los Maycos, de los Incas, indican el grupo o rango social expresado con el vestido. Había también una ropa para las fiestas "yamparu: vestido de las fiestas galano; cuncani isallo, manto de las fiestas".

La ceremonia del sucullu cuando los cristianos celebraban el Corpus Cristi implicaba una ropa especial:
[...] Añadian a todo esto el vestir a los niños una camiseta negra, que tenia entretexidos tres hilos colorados, uno en el medio, y dos a los lados de alto abaxo, y por delante, y detrás. Lo mismo hazian con las niñas de aquel año, solamente se diferencian en el nombre, porque se llamaban Huampaña: y en los hilos colorados que eran muchos, y eran entretexidos no de alto abaxo, sino alderredor, y cayan en medio de su urquecillo, o sayta, un poco mas abaxo de donde se faxan las mugeres grandes: aunque las niñas de aquella edad no usan de faxa o huaka que llaman49.

Según Bertonio, el luto se indicaba con la ropa; se asociaba también a algunos rituales relacionados con el curanderismo y hechicería:
Hacchirttasitha: idem [traer luto], y las viudas se ponen el manto como si fuera llacota de varón, y en la cabeza una toca negra a su modo: y los viudos no hazen mas que cubrirse la cabeza con su manta por muerte de sus mugeres, y de otros parientes, las mugeres por muerte de sus padres etc. se ponen el manto al revés como se ha dicho, y baxan la faldilla el capirote, como también los varones se quitan el cordón del sombrero50.

La costumbre de vestir o hacer ofrendas textiles a las huakas ha sido reportada por Guaman Poma de Ayala. Aunque esa práctica pagana haya sido objeto de la extirpación de idolatrías en el siglo XVII, ha sobrevivido hasta hoy. Todavía es posible observar en varias iglesias del altiplano, santos vestidos con la ropa típica de la comunidad.


Fig. 30 – Ídolo vestido con una llacota y un sombrero. Ilustración de Guaman Poma de Ayala.
 
Fig. 31 – Santo vestido con ponchito. © Augusto Dreyer, c. 1984

Durante los siglos XVI y XVII, la ropa común de los aymaras no variará mucho puesto que el gobierno español controlará a la población indígena por medio de su vestimenta, especialmente a los indios que trabajan en las minas y en los obrajes. En aquel tiempo, cada pueblo tenía sus vestidos de colores y dibujos distintos y se reconocían también por sus tocados. Se supone también que los indios no deseaban cambiar su indumentaria, la cual representaba sus valores culturales.

A raíz de los movimientos indios de 1782, la situación cambiará. Los nativos serán prohibidos de llevar su ropa vernácula y deberán usar los trajes populares españoles51. Se tratara así de integrar a los nativos, destruir su sentimiento de identidad relacionado con la ropa y acelerar su integración al mundo español. La localización de la zona Lupaca, en el camino real uniendo el Bajo con el Alto Perú y la presencia de numerosos civiles y religiosos encargados de adoctrinar a los nativos serán factores que permitirán tener un mejor control sobre las poblaciones Lupaca. Los nativos se verán obligados a conformarse con las nuevas leyes y se puede suponer que fue en esa época que ha debido suceder el cambio más importante en su vestimenta.

Fig. 32
Fig. 32 – Detalles de un retablo del siglo XVIII de la iglesia de Pomata. En el detalle de la izquierda, notar al hombre vestido con una camiseta. A la derecha, el hombre está envuelto en una llacota que arrastra hasta el suelo. © Jean Coulombe, c. 1984.


3.2 Textiles tradicionales

La descripción de los textiles tradicionales que sigue se hará sobre la base de observaciones hechas durante mi estancia en la Puno y que corresponde hoy a la antigua zona Lupaca. Cuando fue posible, he tratado de notar similitudes o diferencias entre esas prendas y las que conocemos a través documentos de la época colonial.

LA CCAHUA
La ccahua está hecha de una sola pieza rectangular que comporta una abertura central para dejar pasar la cabeza. Esa abertura no está cortada, es creada al tejer con tramas parciales; no está reforzada pero puede tener un ribete que bordea también todo el textil. Las ccahuas que he podido observar provienen mayoramente de la pampa de ácora y son asociadas con el baile ritual Choquela. En ese baile, el papel de los Choquela, jóvenes cazadores de vicuña, ponen la ccahua encima de su ropa común. Muchas veces ese textil está adornado con mechones de lana de camélidos.
Fig. 35-0 Fig. 35-1 Fig. 35-1
Fig. 35 – Ccahua de la zona de ácora con pampa de alpaca café, bandas de rayitas rosadas en ambos costados y ribete verde alrededor de la abertura para la cabeza y también de toda la prenda.

A diferencia de la camiseta colonial, la ccahua tradicional no tiene costuras a los costados y se parece más a un poncho; de allá el nombre "ponchito" que le da la gente de ahora. La ccahua usada en el Choquela es más ancha que larga y llega un poco debajo de la cintura mientras la camiseta antigua era más larga y cubría el cuerpo hasta las rodillas. Hay que notar que no se utiliza más el nombre camiseta para denominar ese textil, la función de vestir ha desaparecido y se conserva únicamente la función ritual.

Fig. 33
Fig. 33 – Jóvenes cazadores de vicuña actuando en el Choquela. © C. Lefebvre, Puno c. 1984.
  Fig. 34
Fig. 34 – El joven de la derecha lleva un ponchito en lugar de la ccahua tradicional.

EL PONCHITO
Existe en el altiplano peruano otro textil que los nativos llaman también ponchito. Sin embargo, su hechura y su forma son diferentes al de la ccahua. El ponchito está hecho de dos partes de igual dimensión y cosidas teniendo cuidado de dejar un espacio libre al centro para pasar la cabeza. Si no fuera por la interrupción de la costura, esa prenda se parecería a una manta de mujer o awayu. El ponchito es más angosto que la ccahua, lo que acentúa su función decorativa.

El ponchito se encuentra en varios sitios alrededor del lago Titicaca, tanto en Huancané donde los hombres lo ponen para la fiesta de la Cruz52, como en Taquile. Se utiliza en varios bailes particularmente en el Choquela a defecto de tener una ccahua53. Como veremos luego, la técnica textil asociada con la hechura del ponchito pertenece a la tradición de la zona de Juli. Es interesante notar que en Bolivia, conocen a esa prenda como "mantita de mujer" o "Juli awayu"54.
Fig. 36-0 Fig. 36-1
Fig. 36 – Ponchito de la zona de Juli con pampa morado, hecho de dos piezas; bandas de rayitas arco-iris en el centro y en ambos costados; no tiene ribete alrededor de la abertura para la cabeza.

EL PONCHO O PUNCHU
El poncho está hecho de dos mitades de dimensiones iguales reunidas con una costura, al centro deja un espacio abierto para pasar la cabeza. En la mayoría de los casos no hay refuerzo ni ribete alrededor de esa abertura. Muchos ponchos son adornados con un fleco y para que las esquinas no se tuerzan, son dobladas y cosidas (ver Fig. 20-21).

Las dimensiones de los ponchos varían bastante; mayormente esas prendas son rectangulares acercándose al cuadrado y el poncho puesto es más ancho que largo. A medida que va aumentando el largo del poncho, las esquinas forman puntas y se acercan al suelo. Para remediar ese hecho, las tejedoras de la zona de Juli han desarrollado una técnica para tejer un textil trapezoidal (Capítulo 2.3).

El poncho es la prenda más importante del hombre y varía de acuerdo a las circunstancias y a la posición que ocupa en la comunidad. Según los colores, la finura del tejido y la composición, el poncho será de uso diario, de fiesta, de matrimonio, de luto o símbolo de autoridad. El poncho sirve para todo tipo de funciones: es ideal para protegerse del frío pero puede tener una función más decorativa cuando está simplemente puesto sobre el hombro. Viajando, los aymaras lo utilizan como frazada y cuando tienen una visita importante, lo despliegan como asiento. Finalmente, es muy cómodo para montar caballo.

El poncho aparece probablemente al final del siglo XVIII, cuando se prohíbe el uso de la vestimenta indígena a raíz de las sublevaciones de los indios. Varios autores han escrito sobre el origen de esa prenda textil mencionando que su forma habría podido ser inspirada por el unku o la camiseta55. De la camiseta se ha tomado sin duda la idea de doblar el tejido y dejar una abertura para la cabeza. Sin embargo, la función del poncho, su forma y tamaño corresponden más a características de la llacota. No había más que dejar un espacio, al centro, para pasar la cabeza y se obtenía el poncho. Así, el poncho hubiera reunido características de las dos antiguas prendas de vestir del hombre. Es interesante notar que los términos hattu: lo listado de las mantas de alto abajo, y carumas: listas a los lados de las camisetas de los indios, que encontramos en el Vocabulario de la lengua aymara, son usados ahora para nombrar las listas que adornan los costados de los ponchos.

Fig. 37-0 Fig. 37-1
Fig. 37 – Poncho de la zona de Juli hecho de dos piezas; pampa negra, bandas anchas decorativas en ambos costados, fleco y ribete alrededor de la abertura del cuello.

LA CHALINA
La chalina es un textil hecho de una sola pieza, larga y angosta, y que puede llevar flecos en sus extremos angostos. Para su confección, se usa lana de vicuña o, en su defecto, lana de un color que se asemeja a ese camélido de la puna. La chalina es de origen europeo y su uso como otras prendas españolas, por ejemplo el pantalón y los zapatos, era un privilegio acordado a ciertas personas que mandaban sobre un grupo de gente. La chalina sigue todavía teniendo una simbología de mando para los Jilakata o jefes de comunidad del antiguo territorio Lupaca. Aunque es una prenda de influencia española, es interesante señalar que se tejía en un telar horizontal tradicional.

Fig. 38
Fig. 38 – Chalina de vicuña con una lista decorativa en ambos lados.

LA FALDA
El anaco o saya de la época colonial ha desaparecido totalmente. Se supone que fue remplazada al final del siglo XVIII por una falda de inspiración europea pero que siguió hecha de manera tradicional por un tiempo.

Las faldas tradicionales hechas en telares de suelo son raras y las pocas que he observado eran de un solo color, negro o morado, al contrario de los urkus bolivianos que son adornados con listas de colores y motivos finos56. Ahora, el uso de la pollera de bayeta, hecha en telar de tipo europeo, ha remplazado la falda tradicional.

EL AWAYU
El awayu tradicional es un textil de gran tamaño y casi cuadrado, sus dimensiones varían según la función y la procedencia. Esa prenda textil es generalmente hecha de dos piezas cosidas y puede tener o no un ribete a su alrededor57.

El awayu es un tejido multifuncional utilizado por la mujer pero que el hombre usa a veces para cargar o bailar. Cada mujer puede tener en su posesión varios awayus que son objeto de orgullo en su comunidad. Unos son de uso diario mientras los más finos y más elaborados son usados solamente para ciertas ceremonias o festividades. El awayu se usa de varias maneras: como manto, cubriendo toda la espalda; para cargar el niño o un bulto sobre la espalda, anudándolo por adelante; para bailar, con una parte pasada sobre un hombro y la otra abajo del brazo opuesto y anudado sobre el pecho.

Fig. 39
Fig. 39 – Mujer cargando un niño en su awayu. © C. Lefebvre, Puno c. 1984.
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Fig. 40 – Mujer de Chucuito cargando quinua en su awayu.
© C. Lefebvre, Puno c. 1984.
  Fig. 41
Fig. 41 – Mujer bailando con el awayu puesto como adorno. © C. Lefebvre, Puno c. 1984.

Siendo un objeto de gran valor y prestigio, los awayus se usan también para adornar los altares de los alferados junto con la bandera peruana, o para formar arcos cuando se va a recibir a personajes importantes, como se puede ver en las fotografías.

Fig. 42
Fig. 42 – Altar de los alferados decorado con awayus. © C. Lefebvre, Puno c. 1984
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Fig. 43 – Arco ornado con banderas del Perú y awayus para recibir a Alan García en su campaña presidencial. © C. Lefebvre, c. 1984.

EL WAYLASS-AWAYU
El waylass-awayu es un manto multifuncional particular de la zona de ácora. Ese textil puede ser hecho de una o de dos piezas cosidas y está generalmente acabado con un ribete. Su composición característica es una pampa café o negra, modulada por cinco grupos de rayitas finas de colores. La fabricación de ese textil parece haber sido discontinuada al principio del siglo XX58.

El waylass-awayu era usado tanto por la mujer como por el hombre y tenía varios usos: servía para envolver el kepi o atado ritual, para bailar, para llevar a los recién nacidos o para cargar bultos. Tscopick escribe: "el informate #45 usaba para ritual un tejido a propósito fino, hecho en telar, waillassa-awayo [...] ese tejido sirve de superficie de trabajo y también de fondo a la parafernalia ritual [...] otros lo llaman mesa"59.
Fig. 44-0 Fig. 44-1
Fig. 44 – Waylass-awayu de la zona de Ácora con pampa negra. Detalle de una banda compuesta de varias rayitas y de su ribete.

LA WAYLASSA
La waylassa o manto multicolor es otro textil grande cuya composición se caracteriza por sus rayas anchas de colores que alternan con rayitas que repiten los mismos colores. Como el waylass-awayu, la waylassa puede ser compuesta de una o de dos piezas cosidas y generalmente está acabado con un ribete. La waylassa se usa con las listas puestas horizontalmente como los antiguos isallos descritos por Bertonio (se tratará en el siguiente capítulo: Composición de los textiles). La waylassa es el textil apropiado para bailar el Choquela. Aunque ese baile ritual se efectúe en varios sitios del altiplano, el uso de la waylassa parece limitarse a la pampa de ácora60. La fabricación de ese textil de manera tradicional, no ha seguido mucho más allá que principios del siglo XX.

Fig. 45
Fig. 45 – Waylassa de la pampa de ácora.
  Fig. 46
Fig. 46 – Mujeres bailando en el Choquela luciendo una waylassa
© C. Lefebvre, Puno 1984.

EL PHULLU
El phullu es un textil rectangular casi siempre hecho de una sola pieza y cuyos bordes son generalmente acabados con un ribete. El phullu se usa como un chal pequeño y tiene una función más decorativa que de vestir. Su forma y composición podría haber sido inspirada por las mantillas que usaban las españolas y las criollas del siglo XVIII.

La mayoría de los phullus tradicionales provienen de la zona de Juli. La gente se refiere a esa prenda como vestimenta Lupaca de los antiguos. En los tiempos pasados, las mujeres ponían una mantita sobre los hombros amarándola a la urpicha con dos alfileres.

Fig. 47
Fig. 47 – Phullu de la zona de Juli con pampa negra y banda decorativa morada.

FAJA O WAK'A
La faja ha quedado hasta ahora como un elemento decorativo importante del vestido de la mujer. Su largo y ancho varían mucho y existe también diferentes maneras de terminarlas: rectas, con trencitas, etc. Algunas fajas son hechas de dos partes, una parte decorativa que es visible y una parte hecha de un tejido rústico y rígido cosida a la primera parte pero escondida por ella. Esa parte gruesa no se encuentra en los mercados porque la gente la sigue usando con sus fajas nuevas.

La faja siempre ha sido el textil que lucía los dibujos más grandes y más elaborados, vehículo de la simbología aymara. Cuanto más antiguas, más finas son las fajas y la iconografía es más detallada.

Fig. 48
Fig. 48 – Arriba: faja larga y angosta de la zona de Tarata. Centro: faja muy fina de la zona de Juli. Abajo: faja de la zona de ácora.

CH'USPA
O WALLKEPU

Las ch'uspas o wallkepu son hechas de una sola pieza alargada, doblada y cosida a los costados. Las ch'uspas son de diferentes tamaños, rectangulares o cuadradas. Las más elaboradas tienen adornos como ribete y borlas de lana. Muy raras veces tienen adelante bolsitas miniaturas como las de Taquile o de Amantaní.

Esas bolsitas sirven al hombre para guardar su coca; no tienen correa, solamente si se usa para bailar; sino el hombre las dobla y las guarda en su bolsillo. No es muy común en la zona Lupaca adornarse de varias bolsitas de colores para bailar como hacen los ayarachis de Paratía.

Fig. 49-0 Fig. 49-0 Fig. 49-0
Fig. 49 – Izquierda: ch'uspa rústica de la zona de ácora. Centro: ch’uspa listada de la zona de ácora. Derecha: Ch'uspa de la zona de Juli (sin coser).

Las bolsitas son asociadas también con los pagos a la tierra y se encuentran dentro del kepi ritual, junto con unas istallas e inkuñas. A veces toda la parafernalia ritual que compone el atado está envuelto en una waylass-awayu. Los kepis se pasan de padres a hijos y siempre están guardados en la casa. Los rituales propiciatorios se hacen algunas veces al año, por ejemplo el 24 de diciembre o en época de los carnavales.

ISTALLA
La istalla es una manta miniatura hecha de una sola pieza y que puede ser acabada con un ribete. Ese pequeño textil tiene la misma composición y los mismos elementos decorativos que su hermana mayor, la inkuña.

La istalla es usada por la mujer que piccha coca, costumbre en vía de desaparición. Ese textil se encuentra también en el atado ritual donde contiene hojas de coca.

Fig. 50
Fig. 50 – Istalla con pampa coto, zona de Ácora (izquierda); Istalla con pampa cc'ajjchi, zona de Juli (Derecha).

INKUÑA
O UNKUÑA

La inkuña es una manta de forma rectangular, acercándose al cuadrado, hecha generalmente de una sola pieza. La mayoría de las inkuñas son acabadas con un ribete. Ese textil tiene varias dimensiones pero es más pequeño que el awayu. Su composición es también diferente como veremos luego.

La inkuña sirve para cargar en la mano a diferencia del awayu que sirve para cargar sobre la espalda y cuya amplitud permite amarrarlo adelante. Existe una gran variedad de inkuñas: las de uso diario son de colores naturales y poco labradas; las inkuñas más finas, de colores y de varias labores, son textiles especiales usados en ceremonias como matrimonios o rituales.
La inkuña es una mantita ceremonial usada para cargar coca, papas, pan al cabo del año, para llevar las cosas del pago a la tierra, levantar el chuño. Pero técnicamente lucen la gente que tiene el tejido apropiado. Las inkuñas se hacen en pares para el matrimonio, una la lleva el hombre, la otra la mujer; están llenas de pan y galletas regaladas por los parientes. Esa inkuña especial de matrimonio tiene un fondo rosado61.

Cada mujer necesitará varias inkuñas en su vida. Esos textiles se siguen tejiendo todavía y se pueden comprar en las ferias donde el costal de plástico aún no ha remplazado a los textiles tradicionales.

El término huncuña consignado por Bertonio se refiere a una "mantellina que trae las indias en la cabeza y suele servir de llevar". La función llevar ha perdurado hasta hoy, pero las indias no la ponen sobre la cabeza, salvo un caso raro donde no tendrían su sombrero para protegerse del sol y del viento frío. Existe sin embargo otro textil, chucco, generalmente negro, que las mujeres de ciertas comunidades usan debajo de su sombrero.

Fig. 51
Fig. 51 – Inkuña con pampa coto (Izquierda). Inkuña con pampa cc'ajjchi, (Derecha), ambas de la zona de Ácora.

USOS ESPECIALES

Los textiles son los objetos de valor y de orgullo más grandes que poseen los campesinos andinos. Sirven en varias ocasiones para demostrar la riqueza y destreza de las tejedoras y por consiguiente, de la comunidad; están también asociados con etapas importantes de la vida y tienen un valor simbólico importante.

En el proceso de la formación del hombre-aymara, Víctor Ochoa Villanueva describe una prueba de resistencia al trabajo relacionada con la capacidad de tejer:
Para las jóvenes la prueba consistía mayormente en la cocina y el tejido; los padres suelen entregar o señalar la materia prima para que pueda convertir en alguna prenda útil. Por ejemplo los padres señalan a la joven algunas ovejas y llamas para que pueda trasquilar, posteriormente hilar, y tejer una prenda. La joven tiene que trabajar sin la ayuda de otras; generalmente hacen tejer llicllas, awayo, etc. A las que no realizan buenos trabajos o que no son resistentes en el trabajo las consideran como a k'ajjo (adolescente) que no tiene experiencia o que no están todavía capacitados62.

Existen también rituales relacionados con la muerte. Algunas personas relatan que la costumbre de enterrar a la gente con sus mejores tejidos se practicaba en las alturas de ácora y en la zona de Carumas. Pero a veces no se ponía todos los tejidos y se guardaba unos. Además de ropa se ponía al muerto utensilios de cocina, monedas de 5 y de 9 décimos, una moneda de plata en la boca y una honda alrededor del cuello. También se podía poner platitos de plata. En otros sitios se lavaba la ropa del difunto al cabo de ocho días y se quemaba. Entre los pastores, se procede de otra manera:
Al viudo o viuda llamada jachiri, le ponen el urkhu que es ropa antigua, manta como velo negro que se ponen bajo el sombrero hasta abajo. Si no tiene se prestan. Se ponen con poncho negro, sombrero negro los hombres [...] al muerto lo desvisten y lo lavan con agua de romero [...] lo mortajan de jerga negra, con cintura de qaito blanco [...] se regresa a la casa por otro camino y medio camino se sacuden los ponchos y la ropa para que la tristeza no regrese63.

Varios ritos de curación se efectúan con la ropa del enfermo, por ejemplo la pérdida del alma o de conocimiento, q'ichiri o qharisini, donde entran en juego prendas negras. La ropa remplaza también la persona en prácticas de hechicería64.


3.3 Cambios y continuidad

A causa de las prohibiciones sobre el uso de la ropa de tipo indígena, varios componentes del antiguo vestido Lupaca han desaparecido o han sufrido transformaciones. La camiseta ha cambiado de forma para llegar al principio del siglo como prenda ritual llamada ccahua. La llacota desaparece también al ser remplazada por el poncho de uso difundido en toda América del sur. La chalina que aparece con el conquistador será hasta dentro de poco, el símbolo de rango.

La mujer adoptará un vestido más decente a ojos del colonizador y el urco que ha persistido en ciertas zonas del Perú ha desaparecido en la zona Lupaca. El manto, llamado isallo en el Vocabulario de la lengua aymara, seguirá bajo otros nombres: awayu, waylassa, waylass-awayu. No sabemos en que época las mujeres de la zona de Juli adaptaron el phullu, ni tampoco si el ponchito fino viene a remplazar el isallo cumbi y su uso como prenda de mujer desaparece con la difusión de los atractivos mantones de seda de manila.

Pero, prendas que habían llegado hasta el principio del siglo XX, por ser conservadas para su uso en rituales, han caído en desuso al mismo ritmo que la sociedad cambia y los rituales antiguos tienden a desaparecer. Es el caso de la ccahua, la waylassa, la waylass-awayu y el ponchito.

Otras prendas han sobrevivido hasta hoy. El poncho, ese textil multifuncional, tiene su supervivencia seguramente por ser tan práctico. Ese tejido se ha vuelto en el transcurso de los años el mismo símbolo de la indianidad del campesino. La faja, el phullu y el awayu son prendas de la mujer que se siguen haciendo hasta hoy. Sin embargo, la faja que se compra en los mercados no está personalizada como antes y el phullu de ahora es un tejido menos fino. Se encuentra también awayus hechos de telas cortadas. Esos son traídos de Bolivia y Juliaca y ojalá que no lleguen a remplazar los tejidos de alta calidad que todavía se hacen en varias comunidades, especialmente en la zona de Juli65.

La función de cargar de las inkuñas, istallas y ch'uspas permitió probablemente que su asociación con rituales quede escondida, permitiendo que se siguan usando hasta hoy. Esos textiles se pueden comprar en los mercados dominicales como el de ácora, de Ilave y de Juli. La feria más famosa de la zona es la de Juli el 8 de diciembre. En esa ocasión los campesinos traen muchos productos para vender en la feria, entre otros textiles de alpaca que los tejedores, la mayoría mujeres, han hecho durante el año, según la tradición ancestral66.


NOTAS:

44] Visita hecha a la Provincia de Chucuito ..., op. cit., p. 175.

45] Bernabé Cobo, op. cit., p. 238.

46] Pedro Cieza de León, op. cit., p. 89.

47] P. Ludovico Bertonio, op. cit., segunda parte, p. 88.

48] Bernabé Cobo, op. cit., p. 239.

49] P. Ludovico Bertonio, op. cit., segunda parte, p. 323.

50] Ibid., p. 109.

51] Mary Money, op. cit., p. 163-164.

52] Dr. Leonidas Cuentas G., Chucuito, Instituto de Estudios Aymara, serie Nº 2, boletín 7, abril 1980.

53] Gertrud Solari menciona haber visto en la iglesia de Taquile dos ponchitos diferentes que señalaban el Hanan y el Hurin vistiendo los sobresalientes arquitectónicos de las cúpulas. El Museo Municipal Carlos Dreyer tiene varios ejemplares de ponchitos que han sido identificados como procedentes de Taquile.

54] Laurie Adelson and Arthur Tracht, Aymara weavings, Ceremonial Textiles of Colonial and 19th Century Bolivia, Washington, Smithsonian Exhibition Service, 1983, p. 113-115.

55] Gösta Montell, Le vrai poncho, son origine post-colombienne, Paris, Journal de La Société des Américanistes, 1925; Teresa Gisbert; Silvia Arze; Martha Cajías, op. cit., p. 63-66.

56] Laurie Adelson and Arthur Tracht, op. cit., p. 113-115.

57] Se utiliza también el término quechua lliclla, como en la Colonia.

58] Existen prendas similares en Taquile pero que tienen seis grupos de rayitas en lugar de cinco. Se teje todavía una lliclla parecida en la isla de Amantaní, zona quechua del altiplano.

59] Harry Tshopik, op. cit., p. 220.

60] Christiane Lefebvre, Tejidos del Altiplano Peruano, Catálogo de exhibición, Arequipa, Banco Continental, 1983.

61] Información proporcionada por la señora Graciela Espezúa Paredes de Iturry, Juli, 1984.

62] Víctor Ochoa Villanueva, Chucuito, Boletín Ocasional, Estudios Andinos Aymaras, nov. 1974.

63] Félix Palacios, op. cit., p. 51.

64] Para más datos sobre esas prácticas, se recomienda consultar Santiago Mendoza, "Salud y enfermedad en la cultura aymara", Chucuito, Boletín del Instituto de Estudios Aymaras, serie Nº 2, boletín Nº 2, agosto 1978.

65] Ese texto ha sido escrito en 1984; no he podido comprobado la veracidad de esa afirmación en 2009.

66] Ibid.